Primera parte de mi presentación frente a la Comisión del Senado

Primera parte de mi presentación frente a la Comisión del Senado

PRIMERA PARTE DE MI PRESENTACION del 4 de mayo de 2021 frente a la Comisión del Senado de seguimiento de la pandemia de COVID.

Abrió la exposición la Mág. Virginia Rial, prosiguió el Lic. Alejandro De Barbieri y cerró Mag. Roberto Balaguer.
Lo siguiente es un fragmento de la primera parte de mi presentación en la Comisión.

Agradecimiento e Introducción

En primer lugar, muchísimas gracias por la invitación, es un verdadero honor estar hoy acá. Estamos atravesando el período más difícil en términos sanitarios, pero también el más duro en materia del clima político reinante. Nuestra emocionalidad ciertamente ha cambiado. Aquella calma, entre temerosa y expectante de todo el año 2020, ha virado a un estado de mayor tensión, ansiedad y temor generalizado. Vivimos un tiempo de mucha mayor virulencia y sobre todo de fuego cruzado en el sistema político. El cansancio comienza a hacer su trabajo lento, pero pertinaz.
Manejar crisis cortas es una cosa, las crisis largas son mucho más complicadas, ya nos lo avisa la ciencia.
De cara al futuro, necesitamos que sucedan algunas cosas para el regreso a la nueva normalidad o nueva habitualidad. Esta nueva fase debería ser la mejor síntesis posible de lo bueno perdido y lo nuevo descubierto en esta crisis. Deberemos transitar la post-pandemia donde la salud mental, en el más amplio sentido, necesitará tener un lugar preponderante. Este es el foco de nuestra intervención hoy gracias a su amable invitación a esta comisión del Senado.

Los comportamientos

Hace 100 años la revista Science publicaba un artículo sobre las lecciones aprendidas durante la gripe española. En el mismo aparecían tres factores que obstaculizaban el camino de la prevención:

  • La gente no es consciente de los riesgos que corre.
  • Aislarse va contra la naturaleza humana.
  • La gente actúa como un constante peligro para sí mismo y para los otros.

Cien años después, hemos aprovechado más nuestros saberes acerca de la biología y los virus, que los conocimientos sobre los comportamientos humanos

La post-pandemia es mental

Así como la pandemia está poniendo a prueba los sistemas de salud, la post-pandemia pondrá también a prueba los sistemas de salud mental en el más amplio sentido. Más allá de hospitales y mutualistas, el “cómo” afrontemos lo que viene, será crucial.

Por eso, la principal idea post-pandemia debería ser: volvamos al nosotros, dejemos atrás el yo y vos, las dos veredas, los dos bandos, el tribalismo, porque debemos entender que lo que viene es tan importante como lo ya transcurrido. Las emociones delimitan las percepciones y las actitudes, también lo posible.
Las ciencias del comportamiento señalan que todos tememos a lo incierto, pero cuando existe convicción de salida, y un plan colectivo, las conductas se alinean detrás de ese objetivo. Necesitamos sensación colectiva de eficacia y esperanza y eso se transmite desde las estructuras de liderazgo, es decir: ustedes.

Precisamos un nosotros y precisamos también voceros de ese nosotros. Esto ya es parte de la salud mental. El sistema político es un actor clave en la salud mental a futuro.

La conexión social ayuda a regular las emociones y a manejar el estrés. La conexión social, la cohesión, está, en buena medida, en sus manos. La partidización o el tribalismo genera muertes y seguramente más adelante, pobreza y más enfermedades y más muertes. La polarización entendida como tribalismo identitario y animosidad hacia el otro, como señala el psicólogo Jonathan Haidt, es un predictor de destrucción.

El tren y la ambulancia y las gráficas

Circula por allí la imagen de un tren del virus a toda velocidad que está a punto de hacer colisión con la ambulancia que lleva la vacunación.

Resulta una clarísima metáfora de la situación en la que estamos hoy en el Uruguay. Aumento exponencial y récord mundial de casos vs excelente índice de vacunación.

Pero esa imagen no nos muestra a los protagonistas que están al mando de esos vehículos. En el tren van unos, en el camión, otros. Tribalismo.

No se trata solamente de muerte, enfermedad, cansancio, hastío o languidez lo que hoy nos duele, sino un clima de lucha política que lejos de favorecer la resiliencia y las buenas prácticas comunitarias y devolver esperanza con vistas al futuro, exacerba las conductas de choque y riesgo. Si los que conducen, es decir ustedes, no encuentran soluciones, iremos al choque, inevitablemente.

Consignaba el diario EL PAIS de Madrid hace un tiempo atrás:

«El virus se ha convertido en un indicador de identidad tribal», advertía recientemente el psicólogo social Jonathan Haidt en las páginas del New York Times. Se refería a la sociedad estadounidense, donde se ha observado en muchos estudios cómo el cumplimiento de las restricciones para frenar contagios está íntimamente ligado al voto de los ciudadanos: el partidismo influye más en el comportamiento que la gravedad de los contagios en el entorno.
Un nuevo estudio acerca ahora esta realidad tribal al contexto europeo y, por primera vez, muestra una correlación directa entre las muertes por covid y la crispación política en 153 regiones de 19 naciones europeas. «Una mayor polarización social y política puede haber terminado costando vidas durante la primera ola de COVID-19 en Europa», concluye este trabajo.

Un estudio publicado en Nature Human Behaviour detecta «una fuerte asociación entre los niveles de animosidad partidista de los ciudadanos y sus actitudes sobre la pandemia, así como las acciones que toman en respuesta a ella».
Otro en Science Advances es más tajante: «Nuestros resultados apuntan a una conclusión inequívoca: el partidismo es un determinante mucho más importante de la respuesta de un individuo a la pandemia que el impacto de la COVID-19 en la comunidad de ese individuo».

Lo colectivo como algo esencial

Gambarimasu es uno de los verbos más utilizados por los japoneses. Uno puede decírselo a sí mismo o emplearlo para alentar a los demás. Podría traducirse por perseverar o por dar lo mejor de uno, aunque su verdadero y complejo significado trasciende esas acepciones y condensa parte del espíritu colectivo de la sociedad japonesa que asombra al mundo por su integridad una y otra vez.
Discutimos hace meses sobre las formas de comunicar y la validez y el tono, y si los jóvenes hacen esto o lo otro y si hay que comunicar así a asá, y de qué forma hacerlo y quiénes. La evidencia muestra que la comunicación también va a ser clave.

Forjar el nosotros será clave, ser voceros fundamental y generar interdependencia y resiliencia una de las mejores vacunas para la post-pandemia. Los influencers son ustedes.

Efectos de la angustia

Entendamos que también parte de esta exacerbación de la agresión, no es solo producto de los intereses políticos de quienes gobiernan y de quienes les gustaría gobernar, sino también consecuencia de la angustia reinante que muchas veces se disfraza de agresión.

Veamos un ejemplo histórico. La peste bubónica que mató a una cuarta parte de la población europea en el siglo XIV, trajo consigo no solo muerte, sino también discriminación, violencia y con ello, matanzas, asesinatos de más de mil comunidades, culpándolas por la peste. Las sociedades, frente a la angustia, reaccionan muchas veces con violencia. Necesitan ubicar la culpa frente al dolor, encontrar razones, chivos expiatorios. Además hoy tenemos a las redes sociales como enorme caja de resonancia de estas cuestiones, amplificándolas al infinito y generando lo que Cass Sunstein denomina la conformidad, donde cada uno va subiendo cada día un poco más la apuesta de su tribu, al mejor estilo barra brava. Hoy y mañana necesitamos líderes, no barras bravas.

La ciencia ha demostrado innumerables veces que las personas prefieren tener razón antes que aceptar la verdad y los políticos además de líderes, son personas y por tanto, tienen también esos sesgos.

La BBC consignaba en una entrevista a Jana Bacevic, Socióloga de la Universidad de Durham, el 27 de abril de este año, que «los políticos tienden a favorecer el tipo de ciencia que se alinea con las preferencias que ya tienen»[https://www.bbc.com/mundo/noticias-56883413]

Dice la socióloga citada:
… la forma en que los políticos usan la ciencia es una justificación para directrices políticas específicas o acciones que han decidido realizar.

En ese sentido, es incorrecto decir que están siguiendo la ciencia, porque eso significaría que la ciencia es la que lidera, cuando en realidad son los políticos quienes lideran.
Ellos deciden tomar algunos tipos de evidencia científica, deciden tomar o escuchar ciertos tipos de consejos científicos.Y obviamente descartan otros consejos científicos, a menudo de esos mismos científicos o consejeros, así que en realidad son los políticos quienes están a cargo.
«Rara vez, si es que alguna vez sucede, se trata únicamente de la «ciencia».

Según la socióloga británica esto lo hacen los políticos al mando y los políticos en la oposición. Depende de qué gráfica elijan mostrar los protagonistas, no sabemos si somos el mejor o el peor alumno de la clase. No sabemos cómo evaluarnos, porque unos dicen Sote y los otros Reprobado, unos van en la ambulancia, los otros en el tren.
Pero en el medio de ese fuego cruzado de gráficas, están, estamos los ciudadanos que sufrimos, miramos hacia un lado y otro, tomando partido y quedando divididos y por tanto, diezmados en nuestra capacidad de interdependencia, de acción y unión, entrando peligrosamente en un «sálvese quien pueda» o en una proyección de culpas constante. La falta de unión más el miedo dice la ciencia comportamental que conduce a conductas erráticas y hasta por momentos, contraproducentes para el colectivo. Se necesita un mapa de ruta para todos y ese mapa no es un suma cero para el sistema político, sino que es un ganar-ganar. La ciencia política también dice que la gente prefiere a los líderes que son capaces de mostrar que «estamos todos en esto», frente a los que privilegian a los suyos.

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